La hidratación se convierte en uno de los cuidados básicos y esenciales, a cualquier edad y en cualquier época del año, para mantener una piel joven, sana y radiante. Factores como el clima, los cambios de temperatura y humedad del ambiente, la polución, el estrés, el tabaco, el alcohol y la alimentación, entre otros, pueden alterar su equilibrio hídrico y dar lugar a la deshidratación, que puede afectar a todos los tipos de piel: normal, grasa, mixta, seca o sensible.
Los síntomas más evidentes de la deshidratación son la sensación de tirantez, falta de flexibilidad, pérdida de suavidad, escozor y descamación.
Pocas personas gozan de una piel perfectamente equilibrada, salvo durante la infancia. La mayoría, un 54%,de las mujeres de entre 25 a 44 años sufre algún tipo de anomalía, ya sea por exceso de grasa o falta de hidratación, y tiene lo que se conoce como piel mixta. Para mantener la piel en óptimas condiciones es necesario los tratamientos hidratantes adecuados a cada tipo de piel que aporten las sustancias necesarias para formar una película barrera, limiten la pérdida de agua de la capa córnea y que, al mismo tiempo, capten el agua y la fijen en el interior de las células.